8 de octubre de 2008

JR es muy gracioso

Jaime Rubio fue conducido ante el juez por haber pedido en un bar "unas croquetitas". Ante las protestas de varios de los clientes y del propio camarero, el acusado sólo acertó a balbucear "¿qué?", en lugar de pedir perdón por siglos de opresión machista.En su alegato, el fiscal explicó que al pedir croquetas, Rubio replicaba el discurso sexista según el cual "los hombres cazan y las mujeres cocinan", cuando todo el mundo sabe que eso es "un estereotipo impuesto como 'normal' por el varón blanco europeo. En realidad, las mujeres jamás han cocinado. Y los hombres tampoco. Porque todo el mundo sabe que los opresores no cocinan".En su erudita disertación, el abogado de la acusación explicó como cierta tribu de la Patagonia no tenía palabra para el concepto "teléfono móvil", curiosidad que fue recibida por el juez con un "hum... interesante... Por eso nunca responden a mis llamadas...".
Rubio quiso usar un truco barato, al contratar los servicios de una abogada con la única intención de congraciarse con la prensa. De todas formas, la letrada renunció a la defensa del acusado, explicando que Rubio la había llamado por teléfono, asegurando ser "una mujer demasiado atractiva para prosperar en el mundo de los negocios". La abogada se sintió identificada con ella, en un proceso empático que terminó cuando se conocieron y, al darse dos besos, él le rascó con la barba...

Continúa en La decadencia del ingenio. Y muchas más historietas Marx-ianas.

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