El Prozac, el antidepresivo ya consagrado como símbolo del siglo XXI con 40 millones de consumidores en todo el mundo, vuelve a ser cuestionado. Según los resultados de un metanálisis que publica PLoS Medicine, la fluoxetina, el principio activo de la llamada "pastilla de la felicidad", tiene el mismo efecto que tomar pastillas hechas con azúcar, es decir placebo, cuando se trata de personas que sufren depresión leve y moderada.
"Los estamos utilizando para resistir al estrés", dice un psiquiatra.
Lo mismo ocurre con los otros dos antidepresivos más vendidos, la venlafaxina (Efexor) y la paroxetina (Seroxat, conocida también como píldora de la timidez). El estudio concluye que tan sólo funcionan en depresiones severas.
[...]Irving Kirsch, investigador de la Universidad de Hull, en el Reino Unido que firma el estudio, ha declarado a The Guardian que "los resultados sugieren que la prescripción de antidepresivos debe restringirse todavía más".
Los enfermos con depresión moderada o leve podrían obtener los mismos resultados si toman placebo o antidepresivos debido a la sugestión del ensayo. Es decir, que el hecho de que profesionales de la salud les presten más atención mejora su sintomatología, explica Javier Meana, director del Banco de Cerebros de Euskadi. ¿Podría funcionar la fórmula menos Prozac y más placebo? "Si en la consulta, al paciente le dedicas tiempo, le explicas qué ocurre, le escuchas y le das una cápsula que no tiene nada también obtienes un efecto terapéutico", añade. "Sin embargo, actualmente el sistema sanitario no dispone de tiempo, es más barato recetar que dar explicaciones".
En El Pais del 27.02.2008.
Luego, el diario publica un artículo de opinión editorial defendiendo al Prozac (02.03.08).
Y finalmente Carmelo Vázquez completa el círculo de la polémica:
Contra la felicidad (química)
CARMELO VÁZQUEZ (Catedrático de Psicopatología Univ. Complutense) - 04/03/2008
En El acento, de la sección de Opinión del pasado domingo 2 de marzo -¿Contra la felicidad?-, se sugiere que, en contra de lo que la revisión científica del doctor Irving Kirsch ha demostrado en la revista Plos Medicine (EL PAÍS, 27 de febrero), los nuevos antidepresivos sí son efectivos para recuperarnos de dolores psicológicos y pérdidas e incluso para contribuir a nuestra felicidad. Prueba infalible de ello sería, según este ocurrente editorial, el que 40 millones de personas los han tomado. Francamente, esta ayuda del editorial de EL PAÍS a la industria farmacéutica es tan innecesaria como objetable. Los apresurados argumentos que se ofrecen parecen más el escrito de un atribulado consumidor, perplejo ante un dato que se niega a creer, que la reflexión ecuánime de un editorial. Los estudios del reputado investigador Irving Kirsch, demostrando tenaz e impecablemente que más de la mitad del efecto de los antidepresivos es estadísticamente atribuible a su efecto placebo, no pueden ponerse en duda con afirmaciones insidiosas que aluden a una "operación mercantil" (sic) detrás de su informe. Los datos del doctor Kirsch no son una "calumnia" ni un "gesto sensacionalista", como superlativamente se afirma en el airado editorial. Por el contrario, se trata de resultados obtenidos mediante pruebas rigurosamente controladas que, en realidad, deberían hacernos cuestionar algunas dudosas prácticas mercantiles de la industria de los psicofármacos.
Yo, personalmente, creo que se abusa de los antidepresivos, pero es cierto que son útiles y eficaces si son bien administrados. Estoy con el Carmelo Vázquez, pero con matices. Me temo que todo esto es complejo y muy poco dicotómico. Me quedo, eso sí, con la frase final de Javier Meana pero adaptada: "es más barato recetar que dialogar (y que escuchar, dar recursos,...)"; y ¿es igual de eficaz?. Tengo dudas, muchas dudas.
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