29 de marzo de 2010

Crisis de identidad, ora pro nobis


Hola.

Efectivamente, he estado haciendo el perro varios meses. Bueno, la adaptación requiere su energía, pero confieso que he procastinado (feo vocablo) y que posiblemente lo volveré a hacer.





Un reciente post del reputado blog del Dr Carlat (poco sospechoso él de ovejismo) sugiere una redefinición radical de la psiquiatría /psicología hacia una integración de ambas en algo así como un misturao a lo yanki (es decir, pragmático y al grano) de manera que se empieza incentivando a los psicólogos a medicar (algo que ya se hace en 2 estados USA; hay pastel para todos, dice el Dr) y se continúa creando una nueva carrera en salud mental que evite a los psiquiatras pasar por el suplicio de hacer medicina. Siendo una aportación polémica en el buen sentido (sacudir un poco lo insacudible, y esto siempre se agradece), hay varios elementos de juicio con el punto de mira un poco cambao, a mi ver. Por ejemplo, que dos años de formación psicofarmacológica permitan a un psicólogo manejar medicación (no es lo más frecuente, pero hay una jartá de concomitant conditions que intuyo requieren de un conocimiento médico mucho más amplio, aunque sean una minoría de casos). O que el Dr asuma que los programas de formación vigentes en Psicología son un modelo de preparación en el manejo de la clínica y de la psicoterapia (al menos en este país eso es una falacia descarada; y o mucho ha cambiado o incluso 3 años de PIR no acaban de cuadrar la formación necesaria). El Dr parece procupado porque la búsqueda de identidad de la Psiquiatría la autoarrincone hacia la Neuropsiquiatría dejándonos el hueco a los psicólogos para además ocupar el (lucrativo) sector del pastilleo (cosa que según él estará ocurriendo de forma generalizada en USA en 10-20 años), así que en el fondo hace una llamada de atención a los psiquiatras para reivindicar un lugar comú. Muy lícito, no meo el territorio, pero si nosotros estamos mal formados en psicoterapia, ¿estarán mejor los MIR?. No sé, tanta fusión me parece al final muy poco esclarecedora; idealmente estaría bien que todos fuéramos Leonardo, pero en la realidad yo al menos no me veo capaz de tanto.

En cualquier caso parece más una preocupación predominantemente de (algunos) psiquiatras; los psicólogos desde bien pronto sabemos que no tenemos identidad definida, por lo que después de soportar las rencillas departamentales de esos jardines de infancia llamadas facultades universitarias, y a raíz de x tortazos bien recibidos de nuestros pacientes, un buen día llegamos a la conclusión de que: 1) hay que desaprender a marchas forzadas; 2) o integras o no te comes nada: y 3) esencialmente se crece profesionalmente a partir de la ignorancia y la curiosidad, y sobre todo haciendo fintas en los huecos de la Evidence-Based. De hecho la pregunta más temida por un psicólogo clínico es que nos pidan que nos definamos (somos un poco BPD en ese sentido).


Por ejemplo: recientemente como saben se han reafirmado las sospechas de que los antidepresivos son sólo ligeramente más eficaces que el placebo en cuadros depresivos leves-moderados (que a fuerza de ensanchar tanto el diagnóstico son legión); si a esto le sumamos los conflictos de intereses de investigadores e industria, el sesgo en la publicación de resultados, la dificultad de que el doble ciego sea realmente ciego, o que más que un efecto antidepresivo específico los ISRS quizás produzcan un embotamiento emocional (ver un resumen facilito aquí), los biopsiquiatras entran en terreno neblinoso ... al que ya los psicólogos estamos acostumbrados (terreno conocido el de la confusión ontológica). Y es que los psicólogos positivistas/academicistas y los psiquiatras outsiders en ejercicio de maniqueísmo suelen reivindicar la terapia cognitivo-conductual como paradigma de las alternativas al pastilleo indiscriminado, pero obvian que el factor terapéutico esencial en la terapia cognitiva de la depresión...no es la intervención cognitiva (vaya chasco: revisión qué-corte-de-rollo aquí). O si quieren más barro reciente (o más diversión; yo ya lo sumo como aliciente creativo): los pacientes que creen que dios se preocupa por ellos tienen mayor probabilidad de responder positivamente a medicación antidepresiva que aquellos que no creen en un dios que se preocupa o que no creen en dios en absoluto (aquí ). Como ven, bastante confuso está el patio como para que todos hagamos de todo: juntos sí, revueltos ya no sé... En fin, yo por ahora prefiero una identidad conscientemente difusa pero contenida que un muchoabarcopocoaprieto.

Si es que no somos nadie.
(imágenes via soberinanightclub).

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