Intuición puede ser correctamente definida como "juicio con carga afectiva que surge a partir de asociaciones rápidas, no conscientes y holísticas". Hay dos procesos diferenciables de procesamiento de información: uno contextualmente dependiente, asociativo, heurístico, tácito, intuitivo e implícito/automático (y relativamente poco demandante respecto al uso que hace de recusrsos cognitivos; eso sería la intuición), y otro contextualmente independiente, basado en reglas, analítico y explícito (más lento y demandante). Adicionalmente podemos decir que la intuición se usa en decisiones que implican múltiples dimensiones, se basa habitualmente en un almacén amplio de experiencia previa, caracteriza (aunque no es exclusivo, claro) a los expertos, es difícil de articular consciente y verbalmente como proceso, y supone habitualmente una alta dosis de confianza personal.
Jung, que fue el primero en ponerla en el mapa de la psicología moderna, lo vinculaba a una disposición de personalidad, pero parece que es más universal, aunque las horas de vuelo ayudan mucho en el fortalecimiento de una intuición amplia, desarrollada y eficaz. Kahneman y Tversky mostraron nuestros sesgos cognitivos como ejemplo de que nuestras habilidades de razonamiento lógico-analítico eran más bien limitadas, pero esto centró una imagen de la intuición confusa y distorsionada, como si fuera el otro bando, el enemigo del ideal Razón, como si todo heurístico fuera una aproximación distorsionada y defectuosa a la realidad. Desde la psicoeconomía se insiste en la necesidad de reconocer la irracionalidad de nuestras decisiones, desde el movimento de los mercados de valores a nuestra evaluación en precio del valor de un producto, pero lo cierto es que intuición no significa toma de decisiones a partir del miedo/avaricia o cómo acabar pagando 30$ por un billete de 20$; esos son ejemplos de razonamientos distorsionados pero no de intuición per se. K y T ayudaron a desmontar el mito del
homo economicus (tomador de decisiones racionales que maximizan la utilidad y por tanto agente de los mercados como escenario de equilibrio último óptimo - ya vemos que no) pero el concepto de intuición quedó relegado más o menos al cajón de la Bruja Lola.
Gigerenzer es un psicólogo alemán muy prestigioso que tiene un libro de divulgación serio y excelente sobre la intuición (
Decisiones instintivas, Ariel 2008) y considera que ésta no es contraria al razonamiento, sino un
tipo de razonamiento distinto, de claras raíces evolutivas, adaptativo y complementario del razonamiento lógico-analítico. Teorizador del heurístico de reconocimiento, Gigerenzer cree que esencialmente esta es la base de la intuición: un sentimiento en las tripas (marcador somático), un heurístico o regla que simplifica la decisión, unas capacidades cerebrales mínimas innatas combinadas con aprendizajes adecuados que fundamentan y pulen tales reglas, y un contexto estructurado (de forma que no hay intuiciones buenas o malas, sino adecuadas para tal o cual contexto específico). Al modo del análisis de Wittgenstein sobre cómo categorizamos qué es un juego, la similaridad multidimensional entre un situación que vivimos aquí y ahora con otras vividas con anterioridad (o con disposiciones innatas), y la capacidad de reconocimiento de la misma y por tanto de activar reglas de decisión y actuación simples, automáticas y eficaces son el eje de la intuición (no computamos la trayectoria de una pelota de béisbol para atraparla, al estilo robot de ecuaciones diferenciales, sino mediante procedimientos heurísticos mucho más rápidos y eficientes que un robot y además de serie: "fija la mirada en la bola, comienza a correr, y ajusta la velocidad de tu carrera de forma que el ángulo de tu mirada con la pelota permanezca constante" - esto no lo ha conseguido jamás ningún super-robot; la experiencia lo que hace es pulir los heurísticos, alimentarlos y darles más precisión y eficacia). La ventaja adaptativa y la base de la reivindicación de la intuición como una forma de inteligencia que ha de ser integrada, considerada (y por supuesto comprendida), es su valor
necesario en un mundo incierto (el que hay) y su estilo particular de
menos es más: ignorar información es muchas veces más importante para llegar a la solución correcta que el análisis concienzudo: por ejemplo en el triage de urgencias hospitalarias, pero también en la selección de una cartera de valores de bolsa, o qué PC comprar (estos y muchos ejemplos más son excelentemente diseccionados a partir de estudios y experimentos en el libro de G.; y con datos sobre su eficacia superior en contextos concretos respecto al razonamiento analítico). La
inteligencia del inconsciente se refiere a la capacidad de analizar de manera rápida y eficaz cuál es el heurístico que se aplica en la situación presente. La intuición es la estrategia de la simplicidad frente a la incertidumbre.
What interests me is the question of how humans learn to live with uncertainty .Before the scientific revolution determinism was a strong ideal. Religion brought about a denial of uncertainty, and many people knew that their kin or their race was exactly the one that God had favored. They also thought they were entitled to get rid of competing ideas and the people that propagated them. How does a society change from this condition into one in which we understand that there is this fundamental uncertainty? How do we avoid the illusion of certainty to produce the understanding that everything, whether it be a medical test or deciding on the best cure for a particular kind of cancer, has a fundamental element of uncertainty?
Otro día supongo que continuaré con el uso de la intuición en psiquiatría/psicoterapia (tema interesante, porque es un contexto de una incertidumbre abrumadora). Mientras, les dejo con unas tablas curiosísimas que reflejan el tipo de trabajo en que ahora está embarcado el Max Planck Institute for Human Development que dirige Gigerenzer; lo llaman Educación en Riesgos, y ha provocado suficiente revuelo como para merecer
un artículo reciente en NYTimes del descubridor del PSA usado rutinariamente parece que de forma ilógica (aunque no tanto en el marco de la medicina defnsiva imperante) para el screening de cáncer de próstata ("a
profit-driven public health disaster"). Lo que pueden ver abajo es impactante:
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Gigerenzer sugiere una regla intuitiva clara que es la adaptada a este contexto: no pregunten a su doctor qué les recomienda, sino qué recomendaría a su propia madre (o padre).