21 de febrero de 2014

El nacimiento de una fascinación


Uno de los más conocidos programas de investigación en la historia de la psicología social fue la investigación de Solomon Asch sobre el conformismo humano en los EEUU, en los años 50. Asch creció en Polonia en los primeros años del siglo XX, antes de mudarse a Brooklyn, Nueva York, con sus padres en 1920. Como muchacho, sentado en la mesa de sus padres en Pascua, Asch preguntaba por qué un vaso que su padre había llenado de vino permanecía intocado delante de una silla vacía. Su padre respondió que el vaso estaba reservado para el profeta Elías, y en ese momento el joven Solomon se convenció de que el nivel de vino en el vaso menguaba ligeramente. La fascinación inicial del joven Asch con la sugestionabilidad y la influencia se convirtió en un interés duradero toda su vida por la conformidad y la propaganda, particularmente tras los horrores de la segunda Guerra Mundial. Así que diseñó un estudio para poner a prueba los límites de la conformidad humana. En su experimento estándar, siete personas se sentaban en una habitación y completaban una tarea sencilla: determinar qué línea de entre una muestra a la derecha coinicidía con la línea de la izquierda [6 eran cómplices que daban una respuesta equivocada: el sujeto opinaba el último; el 75% de los sujetos se plegó, en como mínimo una prueba, a la percepción del grupo].

Drunk Tank Pink, Adam Alter



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—Diversidad y tolerancia —dijo Pruno apurando el vino restante—. Tolerancia y diversidad. Ninguna mención al canon, a los clásicos, al conocimiento y el aprendizaje. Solo tolerancia y diversidad, y diversidad y tolerancia. Es lo que allana el camino para el comercio electrónico global y el beneficio personal.

Dan Simmons, Frí­a Venganza


Ben Franklin lo dijo bien claro: "Los curanderos son los mentirosos más grandes del mundo, después de sus pacientes".

J Randi, Fraudes paranormales


La derrota es una implosión, un estallido hacia dentro, y posee una extraordinaria calidad estética. También su carga ética resulta considerable: una victoria ofrece una respuesta única y banal; una derrota, en cambio, plantea infinidad de preguntas y, en cierta forma, enriquece a quien la sufre. En el peor de los casos, constituye una distinción honorable: ya saben, la derrota marca la frontera entre el vencido y el cobarde.

Enric González, El País 12/08/2008



Para toda pregunta sutil y complicada hay siempre una respuesta perfectamente sencilla y directa, que está equivocada.

H. L. Mencken


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