“Forbid a man to think for himself or to act for himself and you may add the joy of piracy and the zest of smuggling to his life”
Elbert Hubbard (1856-1915)
Me muerdo los muñones a la espera inmediata de mi nuevo Kindle 3 wifi de Amazon. Por 105 euros (más 36 por portes desde USA e impuestos incl.). Lo más parecido (en versión de más baja calidad, y sin wifi encima) me cuesta unos 260 en España (¡olé!).
Claro que luego González-Sinde me pedirá (luego me amenazará) que juegue limpio con las reglas de la industria, del capitalismo de toda la vida, de la oferta y la demanda. ¿Y qué puedo hacer si la oferta es gratis? Pues demandarla (inspirado por la siguiente
cita de un destacado productor musical:"
bajar precios [...] me parece un error: es ponerse al nivel de los piratas"
). Si ya me pide que me lo monte con Libranda (grotesca versión nacional de amazon a lo pepe gotera y otilio), me dará la risa tonta.
Interesante y extendido tema el pirateo. En mi sector, sin ir más lejos: véanse la infinidad de "terapeutas" que con cursillos de 3 semanas en Gestalt o Reiki se convierten en especialistas de la salud mental (o en terapia cognitiva y auspiciados por la Soc Esp de Médicos de Primaria,
recuerden). No es que me
moleste personalmente: a veces me
preocupa porque generalmente es como una fotocopia muy cutre que cambiara las letras de sitio y las volviera borrosas, y alguna gente (no toda, es cierto) sale trasquilada; pero eso sucede también en ocasiones entre reputados licenciados con especialidad, y viendo cómo funciona el proceso en curso de legitimación de la especialidad de clínica en españa, no sé si estamos mucho mejor. Eso sí, lo de prohibir me da repelús en principio.
Volviendo al tema digital: casi seguro que el consumo de cultura sin cotizar es moralmente reprobable. Sin embargo, hasta ahora, no podía leer Patria de Robert Harris (o Roberto Arlt, entre otros muchos que busqué comprar) porque está descatalogado. Por otro lado, El caso del viaje al Oeste (las aventuras del Rey Mono), antes en 3 tomos: fui tan ingenuo de comprar hace 15 años el primero de ellos, y tardaron 10 años en tener disponibles (reeditados) los otros 2 (aunque aparecían en fondos; eso no se hace, oiga). La historia de las ideas y creencias religiosas de Eliade cuesta ¡135,80! (es otra línea argumental posible). Y, claro, si luego hay desalmados que me ponen a huevo Nunca la jodas (trilogía negra de estocolmo II; extraordinario el I) o Narrenturm pues me falla toda moral. Todo esto está en el horno, esperando, y mucho más: las puertas de la percepción abiertas de par en par.
¿Qué decir de los textos profesionales? De casi todos en que participé hace años, jamás vi un duro (era "amor" -impuesto- al CV). Puestos ya a que el Mal me corrompa y a que este blog contenga aún algo relacionado con la psicología, les sugeriré en voz baja (luego me fustigaré un rato) la excelente
Doing Couple Therapy: Craft and Creativity in work with intimate partners, de Robert Taibbi, que gente sin corazón ha volcado a la red (
aquí), y encima incluyen el
Clinical Handbook of Mindfulness (aquí): dónde vamos a ir a parar. Para los más clásicos: Terapia Cognitiva de los Tr. de Personalidad, de Beck y Freeman (aquí). Y para los que carecen de medios para acceder a las publicaciones especializadas, pásense por mysharing2010.com.
Conclusión: carezco de argumentos sólidos y definitivos, pero de momento no tengo necesidad íntima de ellos; eso sí, asumo desde ya que arderé en el infierno (¿digital?). Mientras tanto difundan el mensaje (o los links).
No obstante, si esta amoralidad me tienta con el vicio de la cultura/formación por la patilla (soy débil, Dios mío), aún queda romanticismo de vieja escuela: lean si no el interesantísimo salto al vacío de Casciari y su colega que, abandonando el laburo seguro del establishment en ElPaís y LaNación, se inventan una revista a partir de Enero de 2011 de precio personalizado y equivalente por países, saltándose la intermediación vampírica, y para mayor aroma suicida, con el compromiso de colgar gratis en pdf para los no pudientes o directamente agarraos. Bello; lo siento sra. ministra: a tipos así si me complace subvencionarlos. Recréense con la ingenua y maravillosa aventura editorial y literaria del intrépido
gordito argentino (en Orsai,
cap. 1 y
cap. 2, por ahora) y consideren su apoyo a la causa.
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