22 de agosto de 2011

El intesné III: descerebrados

A respected Swiss scientist, Conrad Gessner, might have been the first to raise the alarm about the effects of information overload. In a landmark book, he described how the modern world overwhelmed people with data and that this overabundance was both “confusing and harmful” to the mind. The media now echo his concerns with reports on the unprecedented risks of living in an “always on” digital environment. It’s worth noting that Gessner, for his part, never once used e-mail and was completely ignorant about computers. That’s not because he was a technophobe but because he died in 1565.

Vaughan Bell, Slate 2010

En las últimas semanas se ha generado un importante re-vuelo (ya iniciado hace un par de años) en torno a las opiniones de Susan Greenfield, profesora de psicofarmacología sináptica (sic) y baronesa. Dice la sra. Greenfield (prolongando con más ropajes de pretendida neurociencia los arranques de Nicholas Carr en "Superficiales - ¿Qué está haciendo internet con nuestras mentes?") que internet y en general las nuevas tecnologías están alterando nuestros cerebros (o sobre todo los de nuestros hijos; obvio por otro lado: vivir, en general, altera el cerebro) en una actualización de los temores tradicionales a la tecnología (desde que Sócrates advirtió contra el peligroso influjo de la escritura). El eco en prensa (en general cada vez menos rigurosa y más rumoróloga) ha sido importante, y es divertido ver la de palos que le caen a la pobre mujer (a Carr también le cayeron, ven Frontal Cortex): desde Neuroskeptic a Mind Hacks, la endeblez argumental y especialmente en evidencias de la sra. Greenfield la colocan en una posición ridícula y afortunadamente rebatible, si bien me temo que fácil de difundir (el miedo siempre vende más, particularmente si hay periodismo de por medio; ya Bad Science le dio estopa de la buena en los inicios de la popularización de la sra. dra.).

Un caso particularmente grave es la aseveración de Susan (hay confianza) de que el incremento en el uso de internet se relaciona con el incremento en las tasas de autismo diagnosticado. Esta sugerencia de causalidad (pues así la presentaba), una barbaridad pseudocientífica, ha cambiado ligeramente el debate en una manera que creo debe ser genuinamente británica: Greenfield ha pasado a ser inspiradora de barrabasadas ingeniosas. Todo se remite a su declaración cuando fue cuestionada por la dra. Bishop por semejante idea: "¿qué evidencia tiene de esto? El incremento en autismo se originó hace 20 años, antes de la popularización de internet, y suele diagnosticarse entre los 2-3 años, cuando posiblemente no muchos niños están enganchados a la red". La respuesta de Susan es algo desconcertante para una experta exdirectora de la Royal Institution cuya función era la difusión y popularización de la Ciencia: "I point to the increase in autism and I point to internet use. That's all.". Esto se llama ahora un greenfieldism:

I point to the increase in global warming and I point to porn. That is all.


I point to the internet, and I point to the financial crisis. That's all.


I point to high heels and I point to the rise in schizophrenia. That's all. [oops!]

El mejor quizás, Neuroskeptic, que es exactamente el tipo de blogger que querría ser yo casi siempre si no fuera (yo) tan perro: Susan Greenfield causa autismo: el incremento en citaciones de trabajos de Greenfield correlaciona claramente con el incremento en tasas de autismo. Brillante.

En relación a los temores paleolíticos de Susan, déjenme aportarles ciertas fuentes interesantísimas que vienen al caso:

The Information -James Gleick: If Mr. Gleick has one overriding goal it is to provide an animated history of scientific progress, specifically the progress of the technology that allows information to be recorded, transmitted and analyzed. This study’s range extends from communication by drumbeat to cognitive assault by e-mail. Estoy en ello y es fascinante...Entre otras, documenta cómo Susan es el equivalente moderno de los agoreros contra la escritura, la imprenta, el telégrafo, la radio,...

Now you see it - Cathy Davidson: "As long as we focus on the object we know, we will miss the new one we need to see. The process of unlearning in order to relearn demands a new concept of knowledge not as thing but as a process, not as a noun but as a verb.” Davidson usa resultados de experimentos de psicología como lentes a través de las cuales examinar la naturaleza y evolución de la atención (eje de muchas intervenciones de mindfulness y uno de los conceptos más útiles en terapia, para mi gusto). El sistema educativo tradicional está basado en expectativas rígidas sobre qué es la atención y cómo refleja la inteligencia, de forma que los estudiantes que no encajan en ese modelo cantan como piuezas aberrantes que no encajan y deben ser reajustadas. La neurociencia nos indica que las variedades de procesos atencionales son tantas, y habitualmente no lineales y simultáneas, que las instituciones académicas y laborales deberán readaptarse a esta eclosión facilitada por las nuevas tecnologías:  no rechazar lo nuevo, sino usarlo a favor. La sintomatología atencional epidémica es más una consecuencia de una transición adaptativa por hacer (con un potencial de crecimiento individual y social extraordinario) que una enfermedad. (Acaba de salir impreso y aún no lo leí, pero es un futurible claro).

Todo va cambiar. Enrique Dans: clásico moderno en nuestro entorno, una muy interesante aproximación a cómo las nuevas tecnologías van a producir cambios en personas, sociedades y empresas, con más acento en la oportunidad que en el miedo.

0 comentarios:

  © Blogger templates The Professional Template by Ourblogtemplates.com 2008

Back to TOP