Resumido de
una presentación oral de Howard Gardner en la reunión Ecolint en Ginebra, 2008
El
economista JM Keynes dijo que se puede poner a parir a los economistas todo lo
que uno quiera, pero lo sepamos o no, todos estamos actuando de acuerdo a la
teoría de algún economista muerto hace mucho. Creo que lo mismo sucede con la
educación. Personas que nunca han oído hablar de Rousseau, Hobbes, Kant, o
Dewey, están viviendo sus filosofías de la educación, pensando erróneamente que
es su propia filosofía.
Mi presentación está en un punto intermedio entre el tiene que y el debería. Tiene que, en el sentido de que las cinco mentes son las competencias que necesitarán
los jóvenes y la sociedad en el siglo XXI. Debería
en el sentido de que éstos son mis valores. Si yo fuera el zar de la educación
en todo el mundo, esto es lo que prescribiría. Cuando hablo de las cinco mentes, por supuesto que estoy
interesado en la psicología, pero no hablo de inteligencias: estoy más bien hablando
del desarrollo de políticas educativas.
1. La mente disciplinada:
Es preciso
desarrollar una mente basada en a) la práctica constante, b) dominar los
principales estilos de pensamiento, y c) poder ser experto en algo (o se
acabará trabajando para un experto por un sueldo miserable). Esto está en clara
oposición al estudio de hechos, de información. Sin la mente disciplinada es
difícil darle sentido a los sucesos y novedades que genera el mundo actual (sea
bueno o malo) y difícil tomar decisiones argumentadas sobre cómo enfocar los
asuntos importantes.
Un ejemplo de la mente mal disciplinada (hiper)
es cuando la gente ve todo a través de una única disciplina: los economistas
que ven el mundo a través de la elección racional, los psicólogos que ven el
mundo a través de la psicología evolutiva.
2. La mente sintética: (Charles
Darwin en el Beagle)
La mente
sintética se da cuenta de que hoy en día, todos estamos inundados de
información. Por tanto, es imprescindible decidir a qué prestar atención y qué
ignorar. Además, uno tiene que poder combinar la información de manera
coherente, que tenga sentido para uno, y que pueda ser transmisible a otros.
3. La mente creativa:
La mente creativa es encarnada por Einstein en las ciencias y de Virginia
Woolf en las artes. Las personas creativas son los que generan cosas nuevas que
finalmente son aceptadas. Si una idea o un producto es aceptado demasiado
fácilmente, no es creativo, y si no se acepta, es sólo un ejemplo falso. Y la
aceptación puede suceder rápidamente o puede tomar un largo tiempo.
No se puede ser creativo, a menos que uno haya dominado al menos una
disciplina, arte u oficio. Y la ciencia cognitiva nos enseña que, en promedio, se
tardan unos diez años (o 10.000 horas de “vuelo”). No se puede “pensar fuera de
la caja” (think out of the box) a
menos que tengas una caja.
En primer lugar, la personalidad y el temperamento son al menos tan importantes
como las facultades cognoscitivas. Segundo: La gente piensa en la creatividad
como una propiedad del individuo ("Yo soy creativo"). Pero el
criterio definitivo es si, a largo plazo, los creadores cambian la forma en que
otras personas piensan y se comportan. Por lo tanto, la mala noticia es que se
puede morir sin saber que uno es creativo, pero la buena noticia es que uno
nunca sabrá a ciencia cierta que no lo es (creativo post-mortem: como Emily
Dickinson y Vincent van Gogh).
4. La mente respetuosa:
La mente
respetuosa es muy fácil de explicar, pero eso no significa que sea fácil de
lograr. La mente respetuosa es ni más ni menos de lo que dio origen a la
Sociedad de Naciones y las Naciones Unidas. Es reconocer que el mundo se
compone de personas que se ven diferentes, piensan diferente, tienen distintas
creencias y sistemas de valores, y que ya no podemos ser ermitaños y vivir en
completo aislamiento.
5. La mente ética:
La mente ética implica un alto nivel de abstracción. No en términos de cuáles
son mis derechos, sino de cuáles son mis responsabilidades como ciudadano, como
trabajador, dentro del contexto escolar,… La mente ética reflexiona sobre los
diferentes roles que cumplimos y sobre las formas adecuadas para cumplir con esos
roles y trata (no siempre con éxito, pero al menos lo intenta), de cumplir con
esas responsabilidades, tratando de llevar a cabo lo que llamamos un trabajo con
significado y una vida con sentido. No se centra tanto en el próximo premio, sino
en el largo plazo: qué tipo de seres humanos queremos ser y qué tipo de mundo
queremos para vivir.
No tengo nada en contra de la excelencia, pero en última instancia no
necesitamos tanto más de los mejores y más brillantes, sino de los que tienen
buen carácter. Es por eso que los temas de respeto y ética, que son difíciles
de medir objetivamente, son tan terriblemente importantes.
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