6 de febrero de 2013

El ruido de los erizos

Philip Tetlock es un psicólogo estadounidense que en 2005 publicó Expert Political Judgment: How Good Is It? How Can We Know?. En este ensayo resumía su análisis de las predicciones de expertos: registró e investigó las predicciones de 284 expertos en política y economía durante casi 20 años, para concluir que ...en general no lo hacen mejor que cualquier lego.
De hecho, los más conocidos y citados con más frecuencia son en general los menos confiables en sus conjeturas sobre el futuro. La precisión de las predicciones de un experto en realidad tiene una relación inversa con su confianza en sí mismo, renombre, y, más allá de cierto punto, la profundidad de sus conocimientos. Esto es particularmente cierto en el mundo mediático: el caché del experto televisivo suele estar en relación a lo ingenioso de sus predicciones (los productores difícilmente quieren a alguien que diga lo que cualquiera pensaría por sí mismo). Además, muchas de estas predicciones son a largo plazo y fácilmente excusables cuando fracasan: no pasa nada. Si el experto sabe muchísimo sobre el tema, peor: olvidará falsar su teoría y acumulará una ingente cantidad de datos selectivamente a favor de lo que ya decidió que sería cierto. Esto me pasa con muchos libros divulgativos en psicología: hay una idea en el capítulo 1 y lo demás es proporcionar convencimiento de cómo esa única y simple idea explica una inmensidad en asuntos de naturaleza humana. Definitivamente, según Tetlock, cuanto más sale un experto en TV y más citado y/o entrevistado en prensa, más probable es que falle en sus predicciones. Eso sí, cuando ocasionalmente lo clava (por reparto de probabilidades: churrazo) vivirá años (y varios libros y tertulias) del cuento del visionario.
Usando sus datos (empíricamente), y recordando un ensayo de Isaiah Berlin en torno a erizos y zorros, Tetlock recupera una dualidad que puede diferenciar entre los predictores más fiables y los negados. Dice literalmente:


Low scorers look like hedgehogs: thinkers who “know one big thing,” aggressively extend the explanatory reach of that one big thing into new domains, display bristly impatience with those who “do not get it,” and express considerable confidence that they are already pretty proficient forecasters, at least in the long term. High scorers look like foxes: thinkers who know many small things (tricks of their trade), are skeptical of grand schemes, see explanation and prediction not as deductive exercises but rather as exercises in flexible “ad hocery” that require stitching together diverse sources of information, and are rather diffident about their own forecasting prowess. 
Es decir: los erizos son especializados, resueltos, testarudos, buscadores del orden, confiados en sí-mismos e ideológicamente cargaditos. En ámbitos de coaching rústico, son los tipos A emprendedores y modelos del éxito. En TV y prensa pueden catarlos a diario (en economía, política, deportes y tecnología; en general en las tertulias gritonas ibéricas). En psicoterapia, le harán un EMDR  conforme usted se presente el primer día.
 Los zorros, mientras, son multidisciplinares, adaptables, autocríticos, sintonizados con la complejidad, cautos y empíricos. Salen menos por la tele y prensa (poquito: no dan buenos titulares), son conscientes del alto nivel de ruido que rodea las señales, y más o menos saben cuánto no saben. Si aparecen, es en la sección de meteorología o en espacios sin vértigo y con audiencias ligeras y pacientes (ciertos blogs, revistas culturales, periodismo pensante).
En los medios de comunicación, lo único mejor que un erizo son dos erizos que piensan de manera opuesta: lo llaman polémica. Que esto genere más ruido y menos conocimiento es irrelevante (y desde luego es más audiencia). 
Sí, ya sé que es una distinción un tanto erizoforme, pero yo de mayor quiero ser zorro. Aunque sea en silencio.

0 comentarios:

  © Blogger templates The Professional Template by Ourblogtemplates.com 2008

Back to TOP