Nudgin´
Nudge significa "dar un empujoncito" en castellano. También es el título de un libro muy vendido en USA (recién traducido en España; blog aquí) que trata de la arquitectura de la elección o cómo el diseño intencionado de los detalles capta nuestra atención e influye en nuestra conducta; sus autores, los promotores de la psicoeconomía Thaler (gran influencia en Kahneman, el psicólogo israelí ganador de un Nobel en Economía por sus estudios sobre toma de decisiones y razonamiento) y Sunstein (que acaba de aterrizar en Washington como fichaje de Obama). Además del que ya cité hace meses (los urinarios de Schiphol o el consentimiento a la donación de órganos), hay ejemplos novedosos como el que diseñaron los periodistas de un programa yanki hace poco: cambiaron el diseño del aparador de comida que tiene a su disposición los trabajadores de una empresa. Colocar la fruta en alto y en el centro y los donuts a los lados cambió las tasas de consumo (arriba la primera en menos tiempo, abajo los segundos); si se colocaban carteles sugiriendo que tal o cual producto es más típico del desayuno medio que otro, sus consumos respectivos se alteraban en esas direcciones sugeridas; y cuando acabaron poniendo espejos delante de los donuts, su consumo se redujo al mínimo y el de la fruta se disparó. Psicología práctica. ¿Más? Thaler sugiere que sea requerido a las compañías de tarjetas de crédito el envío de resúmenes regulares en que se notifique específicamente cuál ha sido el gasto en intereses por pago demorado, o adosar a los 4x4 una pegatina que señale el gasto extra ambiental que supone el consumo de combustible de ese tipo de vehículos. Es psicología con un trasfondo altamente político: los autores lo denominan paternalismo libertario, aduciendo que es función del gobierno el mantener la libertad de elección, pero también el promover que ésta vaya en beneficio de los intereses de la sociedad: un empujoncito. Según cómo da algo de yuyu, pero en cualquier caso no seamos ingenuos: la función del Estado es gestionar, y siempre que hay una elección por hacer, debe estar diseñada de alguna manera; mientras sea público, abierto y permita elegir otras opciones, tal arquitectura de la elección orientada puede ser beneficiosa o más justa. Por ejemplo, qué bueno sería en este Estado aconfesional que en la declaración de Renta la X de asignación del 0,7 fuera por defecto a fines sociales; vamos, que costara cierto trabajo reasignarlo a la Cope...
En Armenia, debido al nivel tan bajo de recaudación de impuestos tipo IVA, el gobierno pasa ya de la ineficaz amenaza de denuncia y hace 3 meses que las facturas de compra son canjeables por números de lotería; veremos si resulta.
2 comentarios:
Hombre.....y si ya los quitas de la vista, los donuts digo, ni que decir tiene que se reducirá aun mas su consumo.
Me parece a mi, que en ante este tipo de conclusiones hay que aplicar el mismo principio que para todo, escepticismo. Me pregunto que pasa cuando llevas seis meses con los donuts abajo. Me resulta complicado creer que la gente cambiría a la fruta mañanera durante mas tiempo del que les dure la novedad.
En cualquier caso, interesante la entrada.
Tienes mal algo en la entrada esta,que hace que no se ordene bien en los cambios en mi blog. Creo que está mal la fecha o algo.
Un saludo.
Da yuyu sí, solo la idea de pensar que eso del libre albedrío, puede no serlo tanto. Me gusta lo de libertario, lo de paternalismo no me deja demasiado indiferente. Está bien que el estado pueda dar un empujoncito para que la libertad de elección de la gente vaya en beneficio de los intereses de la sociedad. Lo que asusta es pensar en manos de quién está la decisión de lo que es beneficioso para la sociedad.
Me gustan las propuestas de Thaler, y me gusta más la tuya. ¿Podría funcionar? Las dos primeras no implican actuación. Pero creo que cambiar la dirección de la elección por defecto en el caso de la declaración de la Renta, podría ser dramático (para algunos).
Un saludo
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