7 de febrero de 2009

Menos mal que nos queda Pocoyó

He visto hoy un par de posts en Cognitive Daily en que resumen investigaciones recientes sobre el efecto de TV en niños pequeños. En un primer estudio, sobre una muestra bastante grande (+900) de niños menores de 3 años y de entre 4 y 5 años, se evaluó el tipo de TV (educativa tipo Barrio Sésamo, entretenimiento no violento tipo Rugrats o los Picapiedra, y violenta tipo Power Rangers) que normalmente veían (sus padres llevaron algunos registros diarios) en 1997 y en 2002 se reevaluaron psicológicamente a nivel atencional detectando que el ver televisión no tenía relación con problemas de atención en niños de 4-5 años, pero sí en los menores de 3, pero con un perfil diferenciado: mientras la TV educativa no mostraba relación, el tiempo diario de TV no violenta de entretenimiento y sobre todo la violenta sí se relacionaban con tasas significativamente superiores (aunque no dramáticamente) de problemas atencionales en el retest de 2002. El estudio está disponible en abierto en Pediatrics y consideró y ajustó muchas variables potencialmente interfirientes como depresión materna, ausencia del padre, nivel económico, conflicto parental, etc.; los resultados apuntan en la misma dirección que estudios anteriores, y además diferencian tipos de programas. Señalan además que los programas no educativos tienen un ritmo de escenas muy superior a los educativos, pero además suelen usar un lenguaje más adulto (en términos y en pronunciación), no fomentan habilidades imaginativas o de rolplay, ni comportamientos prosociales de relación, y el ruido y agresividad podrían interferir en el aprendizaje de la autoregulación. Aunque con deficiencias metodológicas, es un estudio sólido para justificar profundizar en esa línea.


Un segundo estudio de los mismos autores (en abierto, aquí) con la misma muestra, seleccionando exclusivamente entre 2 y 5 años (n=330), pero con una variable dependiente distinta (comportamiento antisocial evaluado por los padres de manera estandarizada) ofreció otras conclusiones interesantes: no existe asociación alguna entre tipo de programas de Tv y rasgos antisociales en el subgrupo de niñas, pero sí la hay, y bien clara, en el grupo de niños: nuevamente la TV educativa queda al margen (es más, parece tener un efecto positivo preventivo), pero especialmente la violenta sí muestra correlación clara con las conductas antisociales en el retest, incluso ajustando la influencia de otras variables como conductas antisociales previas, ausencia del padre, estatus económico, nivel educativo de padres, nivel de estimulación emocional y cognitivo en medición inicial,...


Barrio Sésamo debutó en España en el 76; recuerdo tomar conciencia con 8 años de que llamarse Gustavo lo pondría a huevo al día siguiente en el cole, pero lo llevé con mucha dignidad, orgullo incluso. Ahora Pediatrics me confirma la superioridad moral de la rana verde: la espera ha valido la pena.
Come moscas. Sale con una cerda. Es una estrella de Hollywood.
Vive tus sueños.
Pásalo. Fundación para una vida mejor.

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