23 de junio de 2009

De bienintencionados está el infierno lleno

Como contrapeso al posible optimismo naif que pudiera o pudiese derivarse de la entrada sobre el placebo, hoy presentamos una pequeña colleja a las visiones New Age del cáncer (causa y curación). Efectivamente, es lugar común la alusión a un tipo de personalidad ("C") predispuesta al desarrollo de cáncer, y caracterizada por falta de asertividad, cumplimiento social excesivo, y sobre todo falta de expresividad de emociones negativas (particularmente ira). Sin embargo, no existe ninguna evidencia de esto, ni de la influencia del estrés o sucesos vitales importantes en el inicio del cáncer, ni en su evolución o tasa de supervivencia (Moadel A y Harris M: Cancer. En Comprehensive Handbook of Clinical Health Psychology, ed. Boyer y Paharia. Wiley 2007).
Respecto al caso concreto de la psicoterapia y su supuesto efecto médico -en la supervivencia, generalmente- , hace más de 20 años se asume por el público general y a veces por algunos oncólogos la supuesta eficacia de la misma para alargar la expectativa de vida. Los dos grandes iconos de esta tendencia son los estudios de Spiegel et al (1989) y de Fawzy et al (1993). Coyne et al, (Psychotherapy and Survival in Cancer: The Conflict Between Hope and Evidence), denunciaron las carencias metodológicas (muestras pequeñas, selección inadecuada de pacientes), los errores de interpretación estadística, y finalmente atribuyeron el beneficio del grupo psicoterapéutico a tasas anormalmente negativas de evolución del cáncer en los grupos control (adicionalmente recogían varios metanálisis que no hallaban efecto médico alguno). En un reciente número de Psychological Bulletin (2009, Vol. 135, No. 2) Spiegel y sus colegas replican, y Coyne y los suyos contrarreplican. Aunque sí hay evidencia de la influencia positiva de la psicoterapia en aspectos como calidad de vida, percepción de dolor, ajuste psicosocial, lo cierto es que esos dos estudios fueron hipervalorados hace años (posiblemente en un contexto sociocultural de desestigmatización del cáncer) y han quedado como iconos políticamente correctos que sólo recientemente han sido puestos en duda. Coyne llega a reclamar la retirada de fondos de investigación; yo no diría tanto porque sensu stricto el resultado de su revisión es más una falta de estudios rigurosos y muestras amplias, seguimientos largos, etc. que una conclusión definitiva en negativo (no obstante, falta también una base teórica que nos permita esperar un efecto). Sin embargo, aceptando la necesidad de evidencia ulterior para acabar de aclarar el (por ahora al menos) improbable papel de la psicoterapia como moderadora de la evolución del cáncer(es), me vino a la memoria una reflexión amarga que casi seguro leí en una novela autobiográfica de una pareja en proceso de afrontamiento del cáncer de ella, Gracia y coraje, de Ken Wilber (posiblemente el más afamado teórico de la psicología transpersonal) sobre las diversas modas sobre técnicas psicológicas para activar el sistema inmunológico y potenciar la lucha del organismo contra el tumor (pensamiento positivo, visualizaciones como p.e. el método Simonton, etc. ). El planteamiento la-mente-es-la-hostia puede ser ineficaz respecto a la progresión de la enfermedad, pero aún considerándolo un placebo bienintencionado, ¿qué mal hay en potenciar una creencia positiva?. Pues que tiene un reverso negativo: la persona que cree que mantener un estado de ánimo óptimo o visualizar células tumorales en autodestrucción puede influir directamente en la progresión de su cáncer (no en sí sobre su forma de estar, sino sobre su posibilidad de vencerlo), muy probablemente asuma que no hacerlo (tener un día de mierda y no querer lucharlo; sentirse exhausto, rabioso y desmotivado a hacer la técnica; incluso desear la propia muerte) la lleva en el camino contrario: hacia sentir que provoca su propia destrucción, hacia la culpa en suma (sin contar el efecto dominó en los allegados). Es decir: los significados también tienen su propia yatrogenia.

4 comentarios:

todopsicologia 23/6/09 15:34  

Ahí le has dado. No te puedes imaginar el practicum de cáncer que me tocó sufrir en la facul. No pude evitar descojonarme en medio de un rol playing. El colmo del absurdo.
A mi me entra, como se que los hay, por la puerta un psicologo a mi habitación mientras paso por una de esas (Dios no lo quiera) y fijo que le confirmo lo de la personalidad C. Es una cosa lo bastante jodida como para encima no poder tomarselo uno como le de la gana.....Otra cosa es que en ese tomarselo, cada uno tome buenas o malas decisiones, pero ahí de las consecuencias no podremos escapar ninguno.
También hablaban de tipologias para el infarto....En eso un par de amigos mios, podría decir algo también, tanto por lo vivido como por lo aprendido.
En otro orden de cosas, me estoy encontrando cosas que me derivan algunos médicos, para echarse a correr. El sistema es: "no encuentro explicación o no quiero indagar mas por diversas razones luego debe de ser psicológico". Dentro de este grupo desde tener gránulos en el semen, hasta escoliosis. Vamos a mas....

Antonio Olives 24/6/09 09:14  

Curioso, recientemente eschuché una reflexión similar que me pareció interesante. En el reciente congreso de clínica en Galicia (otra vez) alguien (que creo trabajaba en oncología) presentó un trabajo un poco en broma, un poco en serio, en el que pretendia reflejar la incidencia de la "terminología bélica" en el cancer, comparandolo con otras enfermedades. Aquello de; combatir el cáncer, luchar contra el cáncer... mientras que en otros casos es más fácil encontrarse con "convivir con la diabetes" (p.e.). Y la reflexión final es similar a la que ofreces... que sí, que vale, que a veces esa concepción heróica del enfermo que no cede en su combate hasta el último aliento, puede ser interesante... pero pensar que esa "es la forma" de comportarse correctamente, puede hacer mucho daño. Puede que alguien esté interesado en aprovechar su tiempo en otras cosas.

Interesante

E. L. 25/6/09 14:17  

¿Qué hay de malo en fomentar una creencia positiva? Mucho, cuando es falsa. La esperanza espuria, fundada en el pensamiento mágico, es como la moneda falsificada: funciona perfectamente -hasta que nos toca pagar con ella.

A la hora de la verdad, la falsa esperanza hace más daño que bien: induce expectativas imposibles que empeoran la reacción de las personas cuando se comprueba que no ha habido mejoría. En ese sentido, la falsa esperanza mágica es una forma difusa de negación.

Saludos!

arturo goicoechea 5/7/09 18:43  

Comparto los recelos sobre pensamientos positivos y demás. El organismo tiene sus propias opiniones sobre lo que intentamos imponer desde nuestra voluntad y en muchas ocasiones conseguiremos potenciar un efecto en dirección contraria al solicitado.

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