Terremotos y empatía
Es sabido hace tiempo que ante una tragedia, nuestras emociones morales se activan más fácilmente cuando atendemos al caso único (el reportaje sobre el niño en Birmania o la chica en China que han sufrido la tragedia, en su contexto único y personalizado) que cuando nos saturan con estadísticas y números grandes: a la mente le es muy difícil "ver" un número como 7500 (no digamos 30000); no sabemos traducir eso emocionalmente. Los números no tienen capacidad para disparar el gatillo afectivo que inicie la acción; de hecho, esa disolución de lo humano en la estadística comienza según recientes estudios posiblemente en el número dos: creo que esta particularidad humana debe ser tenida en cuenta por los reportajes periodísticos y campañas sociales, al menos si pretenden movilizar hacia la compasión activa.
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