El lenguaje nos da forma
Ya sabemos que aquel mito básico del relativismo lingüístico (o del determinismo del lenguaje sobre el pensamiento) sobre los tropecientos términos que los esquimales usaban para la nieve es básicamente falso (resultado de una bola de nieve comunicativa) , o al menos similar en variedad al repertorio de esquiadores profesionales. Sin embargo, es indudable que el lenguaje da forma al pensamiento en cierta medida. Este artículo en Edge de una profe de Stanford especialista en el tema expone con convicción y amenidad varias investigaciones recientes sobre el asunto, describiendo ejemplos específicos y muy curiosos relativos a diversas lenguas: las percepciones del tiempo, del espacio, del color, de los adjetivos que asociamos a objetos en función de su género, se generan en parte en la lengua en que crecemos.
Gladwell decía algo similar en "Fueras de serie" para explicar la superioridad manifiesta de los asiáticos en habilidades matemáticas: el lenguaje chino, japonés o coreano está estructurado de manera que pueden hacer cálculos más rápidos, con menos errores, incluso...¡con mayor memoria a corto plazo! (porque su idioma les permite meter más cifras en los dos segundos del span atencional requerido).
No obstante, si el mito esquimal fuera cierto, este podría ser el libro de vacaciones de los esquimalitos.
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